domingo, 20 de diciembre de 2009

Servilleta

Cuadrado que divide y enmarca.
Uno en medio.
El resto afuera.
Almas que recorren buscando un instante de sosiego.
Cuadrado que divide y separa.
Caminos paralelos que lo bordean.
Líneas que se intersectan y se pierden hacia el infinito.
Mundo que comienza y se acaba,
que comienza, se proyecta, se crea y termina en la extensión
de mis dedos...

sábado, 14 de noviembre de 2009

...

Inicia con un grapho y termina con un dolor en el estómago. ¿Compañeros en una vida o enemigos en el olvido? Círculo vicioso que nunca termina y nunca comienza. Tierno y dulce hilo que separa el anhelo constante de la certeza desconcertante. Enigma que en la teoría ya no interesa pero en la realidad atormenta.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Sobre reparaciones y revisiones...

Cuentan las grandes abuelas de arrugas marcadas en los labios, que nunca hubo antes una razón más poderosa para ser infeliz que el derramamiento de unas pocas gotas de café sobre el suelo estéril del desierto.
Cuentan los grandes abuelos de fuertes rasgos en las caras, que antes los hombres no andaban sufriendo con males del corazón ni con males de la cabeza. Los hombres eran hombres y no había otra opción.
Cuentan los antiguos mecánicos de bigotes prominentes y engomados que la mejor manera de reparar el podrido corazón de un motor de seis cilíndros es rectificando el platillo y el disco sin voltear a ver las piezas que se cambian.
Dicen los más renombrados oftalmólogos que para curar los ojos no sólo se requieren gotas de cloronfenicol sino un poderoso microscópio que permita inspeccionar los boquetes abiertos por las distintos golpes emocionales en el alma.
Dicen las autoridades académicas que el orden ha sido alterado.
Rumoran las autoridades civiles que ya nada será igual, que ese pasado mágico ha quedado en la telaraña del pasado y que el riesgo de evocarlo es tán grande que podría destruir la vida de cualquier hombre cuerdo.
Y tú, especialista en el arte del engaño comercial ¿Qué dices? ¿Qué piensas?

lunes, 19 de octubre de 2009

La larga noche de los 500 años...

Irónicamente las vigas en mi ojo me tenían sordo.
Irónicamente la cura me ha dejado doblemente ciego.
El parche y la herida. Mal y cura, traslapados por la voluntad.
Irónicamente las lágrimas brotan de mi lacerado ojo pero no siento dolor.
Irónicamente estoy cauterizado de una herida que ya no arde.
Mentira la verdad, verdad la mentira. ¿Cuestión de orden o de ceguera?
Duda que persiste y que mi parche, lamentablemente, ya no alcanza a cubrir.
Hoy mi ojo ciego está, como ayer lo estuvo, pero ya no duele.
Hoy tengo otro ojo que aún funciona.
Hoy veo la silueta de otra mujer que se acerca.
Hoy me veo completamente distinto a lo que fui.
Hoy ya no estoy las tinieblas...Hoy yo ya no soy yo...
y mañana...y mañana...

viernes, 3 de abril de 2009

Al pico de la pacha

Sentado estoy frente a la computadora, escuchando la voz de una cantante que se antoja lastímera. He desayunado un cigarrillo y varios tragos de bourbon. La mota me rodea.
La separación de los brazos de morfeo no me ha caído bien. Mi nariz llena de coágulos sanguíneos por la abrupta hemorragia matutina es testigo de lo anterior.
Me encuentro encerrado en un espacio minúsculo protegido de la inmensa multitud que domina a esta ciudad. Nadie se ve y estando aqui adentro nadie me ve a mi. Enciendo el segundo y último cigarrillo de la caja. La mota se antoja más deseable conforme veo que cada pitada me acerca un poco más al oscurecido filtro. Mi contacto con el mundo es la pc. Las noticias que salen de ella tampoco son buenas. Mas tragos de whiskey. Pronto no estaré en condiciones de seguir escribiendo pues mi estómago sigue vacío. Espero con ansias el impacto. Es la verdad. Esa verdad avasalladora que me tiene sometido al pico de la "pachita". El terrible momento ha llegado, ya no tengo que fumar. Momento...aún...está...¡¡la mota!!! Quizás así me eluda un momento o quizás en el trance chamánico encuentre lo que siento me hace falta. ¿Qué es? no lo sé, pero buscando se encuentra. Si no escribo en 24 horas manden una ambulancia por que de plano no lo encontré.

martes, 3 de febrero de 2009

Sobre las cucarachas y los hombres (parte dos)

Tal parece que este es el codigo en el que vivimos...lástima de mundo...

De un hombre de mundo para la humanidad

El mundo fue y será una porquería, ya lo sé.
Yo te puedo dar fé que lo conozco bien.
Yo soy hombre de mundo, yo te voy aconsejar.
Sentáte por acá; calláte y escuchá.
Te falta conocer los desengaños
que te dan los años, y eso es una ciencia.
Y a vos que sos un gil sin experiencia,
un par de cositas, te voy a decir.

Desde que este mundo es mundo
las cosas son como son.
Y no hay nada, te aseguro,
nada nuevo bajo el sol.
Ya vas a ver que eso es así.
Cuando vos fuiste yo ya volví.
¡Si habré visto papanatas y vejigas como vos,
sacudiendo la melena y cantando rocanrol!
Pero al crecer, el chiquilín,
se puso un traje y un maletín.
A los dieciocho años
todos quieren ser el Ché.
Y después llegan las cuentas,
los botijas, los cuarenta y se dejan de joder.

Yo conozco bien la gente
No hay honrado ni decente
Que no se lleve la de él
despertáte no seas necio
cada cual tiene su precio
Que te caigas del trapecio
Todo el mundo vino a ver
Jugar limpio es peligroso
Arrimate al poderoso
que es más fácil arreglar
No te esfuerces por lo tuyo
Eso es cosa para giles

Aviváte y destruíle
El trabajo a los demás

Nadie te regala nada
No es negocio la franqueza
Aplastales la cabeza
No seas gil no des changuí

Ya te va a llegar el día
De mirarte en el espejo
descubriendo que los golpes
te volvieron malo y viejo
vas a comprender cansado
que te transformaste en mí

No te subas al trapecio
no regales tus abrazos
nunca mires a los ojos
nunca digas tu opinión
no llorés...no te conmuevas,
no perdones al caído
atacalo por la espalda
desconfiá de tus amigos
y aunque estes equivocado
nunca pidas el perdón

No hay manera de caerse
Si te quedás en el suelo
Ni que te desilusionen
Si no tenés ilusión
Si total van a bajarte
Para que intentar el vuelo
Vos no quieras nunca a nadie
Y nunca estarás de duelo
Pa que nadie te traicione
No abras nunca el corazón

Para que vas a arriesgarte
Si la tuya está segura
Para que cambiar el mundo
Si ya sabés que es así
Para que vas a pelearte
Con la enorme desventura
Si total van a enterrarte
Pa’que probar la locura
La locura innecesaria
Y riesgosa de vivir.

De un pequeño sector de la humanidad para los hombres de mundo

Vivir,
aunque no sepas vivir
Aunque te cueste morir
Sobre estas tierras

Vivir,
en esta jungla infernal
Bajo un reloj demencial
Detrás de un sueño

Con la verdad
Como candil
Contra el traidor
Contra el servil

Nadie te puede decir adonde ir
Nadie te marca el destino
Nadie te puede enseñar como vivir
Nadie conoce el camino

Hombres de mundo preparan su festín
Van a pedir tu cabeza
Que cada buitre se lleve su botín
Me quedo con mi pobreza

Mi libertad
Mi cielo azul
Mi ángel guardián
La cruz del sur
Un corazón
Que compartir
La bendición
De ser feliz


Autor. Murga Uruguaya Agarráte Catalina "Hombres de mundo" 2006

Sobre las cucarachas y los hombres (parte uno)

Hoy no transcribire el relato de Jero, aunque si no hubiera sido por él, no conocería lo posteado a continuación. Hoy Jero leyó el blog de una amiga cuyas palabras escritas son todo menos inocuas. No por que intente lastimar con sus palabras, sino por que estas, emanan dolor, tristeza y melancolía...He aquí el dialogo de una cucaracha a sus congéneres sobre lo que son los hombres de mundo.

¡Ahh! Los hombres del mundo cucarachas. Cuidado, los hombres del mundo...saben todo y no saben nada.

Falsos videntes, guías extraviados, respirando envidia, escupiendo mezquindad, bebiendo y repartiendo con sus consejos el veneno de la resignación. Y con la resignación, todo es mucho más fácil, cucarachas, con la rebeldía debidamente domesticada, un día la podredumbre rompe los cerrojos de una casa, de una oficina, de un barrio, de un gobierno, de un país, del mundo ¿en qué dos años, dos siglos, un segundo? Sigan con lo suyo, no vienen tan mal, sigan con lo suyo, repartan su veneno ¡hagan su trabajo! hombres de mundo.


Autor. Murga Uruguaya Agarráte Catalina. Hombres de mundo 2006



viernes, 23 de enero de 2009

Frío

Esta semana me tope a Jero entre las sombras de un café, él para mi ya no pasa desapercibido, y mientras tomábamos un americano cargado me relataba lo siguiente:

Muy fría ha sido la semana, como frío ha sido el pensamiento que he tenido sobre la señora del restaurante italiano. Recuerdo haber llegado muy temprano para tomar una copa de vino y al prender el primer cigarrillo de la cajetilla, la vi. Ella estaba sentada perpendicularmente a mi en una mesa para dos y su mirada estaba perdida en el árbol que se encuentra a la mitad del área designada para fumadores y que, desde que he venido a este lugar, casi dos años, ha tenido a su alrededor una serie luminosa de foquitos muy discretos entubados en una manguera de plástico transparente. Tendrá por lo menos 60 años y viste ropas que uno no estaría acostumbrado a ver en alguien de su edad, además de que sobre su cabeza hay un sombrero un tanto ridículo. El humo de mi cigarro asciende tranquilamente sin romperse en múltiples hilos de color gris, ella sigue sin verme.
A mi atención vienen los tres jóvenes que están sentados en la mesa más próxima a la mía, por lo que puedo escuchar su conversación sin que ellos noten que los estoy escuchando pues pierdo la mirada en el mismo árbol que la señora está viendo. Son dos mujeres y un hombre. Morenas de cabello negro sin peinar y cara limpia de maquillaje, sus ropas son cómodas, sencillas, nada ostentosas. Él, tiene una mantilla de hilos rojos, blancos y dorados alrededor de su pecho y espalda, viste además una playera de color gris, sin estampados y un poco agujereada en la base. Pero lo que me llama la atención no es su vestimenta, quizás un poco el hecho de que calzara unas chancletas rojas con el frío que se siente, sino su plática sobre los senos de Gabriela. Ellas piensan que son un poco pequeños, a lo que él responde que ojala él tuviera un par de ellos! Mi mirada rápidamente despierta de su letargo y se posa en la pareja que esta frente a mi. Parecen muy enamorados. Realmente lo están, ya que no pueden evitar dar muestras de su amor. Ella lo besa y abraza mientras él se limita a besar su mano. Ordenan spaghetti a la "algo" que no puedo pronunciar y mucho menos escribir, el mesero destapa la botella de vino y sirve sus copas. Los dos beben, ríen, se besan. El celular que cuelga de su cinturón tiene unos minutos anunciando una llamada entrante mediante el destello rojizo a un lado de donde hasta hace algunos años estos aparatos usaban antena, aún no nota la llamada. Mi cigarro se ha terminado y enciendo otro de inmediato. El intermitente destello del celular ha comenzado a inquietarme, el señor observa el aparato y decide no contestar. El destello se detuvo pero no tarda mucho en volver a tintinear, esta vez se quita el celular, observa quien lo llama, susurra algo a su novia (no se observan anillos) y camina hacia mi, me rodea y comienza hablar. Mientras tanto el aroma de su colonia es tan fuerte que impregna el aire por donde pasa. Mi cigarro no puede ganar la batalla aromática que se desarrolla en nuestro espacio y como perdedores sufrimos el castigo. La conversación del señor cobra relevancia por que habla con una persona muy cercana a él ya que utiliza palabras como "amor", "cielo" y la mentira asoma cuando exclama estar en una comida con Juan Santiago y Ramón Pereira. Yo no veo ni a Juan Santiago, ni a Ramón Pereira, quizás vienen retrasados...
Algo raro sucede con esa señora, no ha dejado de ver el árbol desde que yo estoy aquí, su comida esta en la mesa desde hace por lo menos 10 minutos y solamente un par de bocados se ha llevado a la boca. Su mirada es triste, vacía. No mira nada, no ve nada, ella no esta aquí. La gente pasa junto a ella, el murmullo de los comensales ha ido creciendo hasta ser un monótono ruido a voces desde el cual en ciertos momentos resalta el cristal chocante de los vasos y copas, pero ella no ve a nadie, no escucha nada. Ha pasado casi una hora y media desde que llegue al restaurante, he terminado mi comida, hecho sobremesa y ella sigue comiendo. Es como si fuera una máquina que no piensa, no ve, no siente, sólo actúa. ¿Su acción? mover el tenedor hacia arriba y hacia abajo, del plato a su boca y de su boca al plato, masticar y tragar. Tristeza derrama desde su ser y no puedo descifrar el porqué de su estar. Platillo y medio ha sido una larga agonía de dos horas de espera. El frío ha calado más, son casi las 6. Los meseros cordialmente me invitan con sus miradas a retirarme pues ya no he pedido más desde hace una hora y estoy ocupando una mesa que podría estar generando dinero. Los jóvenes hace rato que se marcharon; de los amantes sólo el recuerdo queda, pero ella sigue ahí. Me veo forzado a salir, cruzo por su lugar con la esperanza de sacarla del trance y quizás exorcizar su imagen de mi cabeza. No hay respuesta. No hay exorcismo.
No he vuelto a verla pero su recuerdo persiste y aún me fascina, especialmente cuando vuelvo al restaurante o veo algun árbol decorado con foquitos.



lunes, 19 de enero de 2009

Jero´s chou...cantinflas fue un copión!!!

Quiero hacerles una pregunta ¿Recuerdan ustedes aquellas caricaturas de Walt Disney en dónde tribilin era el protagonista y realizaba mil y un peripecias descritas por un narrador? Si de plano no lo recuerdan ingresen a youtube y busquenlo que seguro algún loco ya subió algo al respecto. Para los que sí lo recuerdan quiero comenzar presentandoles a quien será el protegonista de este "chou"... su nombre es "Jero". Seguro en sus cabezas cruzó la pregunta ¿ y quién demonios es "Jero"? Bueno, Jero es un muchacho entrado en sus veintes, un tanto larguirucho y flaco, de tez blanca, cabello oscuro y ropas de igual color (aunque de vez en cuando usa un sweater de color verde olivo, muy parecido al estilo que tenía Enrique Iglesias en sus incios). Pero lo importante acerca de Jero no es cómo se ve, sino cómo logra no verse. Quizas ustedes lo hayan topado en la calle o lo hayan visto sentado en una de las muchas bancas de fierro que están manchadas por la cagada de un batallón de palomas, pero de lo que sí estoy seguro es que en ese justo momento en el que lo cruzaron él no representó más de lo que una piedra en el camino pudo ser para ustedes.
Y es que alguna vez en una conversación tipo borrachera que tuve con él, me confesó acerca de la rara capacidad que tenía para pasar desapercibido ante las multitudes; siendo desde esa barrera protectora que le confería el anonimato desde donde observaba a los transeúntes que, despreocupadamente o lo contrario, caminaban de un lado a otro de la ciudad. Está es la vida vista desde su vida...estas son las crónicas de Jero...