Sentado estoy frente a la computadora, escuchando la voz de una cantante que se antoja lastímera. He desayunado un cigarrillo y varios tragos de bourbon. La mota me rodea.
La separación de los brazos de morfeo no me ha caído bien. Mi nariz llena de coágulos sanguíneos por la abrupta hemorragia matutina es testigo de lo anterior.
Me encuentro encerrado en un espacio minúsculo protegido de la inmensa multitud que domina a esta ciudad. Nadie se ve y estando aqui adentro nadie me ve a mi. Enciendo el segundo y último cigarrillo de la caja. La mota se antoja más deseable conforme veo que cada pitada me acerca un poco más al oscurecido filtro. Mi contacto con el mundo es la pc. Las noticias que salen de ella tampoco son buenas. Mas tragos de whiskey. Pronto no estaré en condiciones de seguir escribiendo pues mi estómago sigue vacío. Espero con ansias el impacto. Es la verdad. Esa verdad avasalladora que me tiene sometido al pico de la "pachita". El terrible momento ha llegado, ya no tengo que fumar. Momento...aún...está...¡¡la mota!!! Quizás así me eluda un momento o quizás en el trance chamánico encuentre lo que siento me hace falta. ¿Qué es? no lo sé, pero buscando se encuentra. Si no escribo en 24 horas manden una ambulancia por que de plano no lo encontré.
viernes, 3 de abril de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)